Descubren estudiantes de la Facultad de Historia de la UAS las maravillas de la pintoresca comunidad sierreña
Elota, Sinaloa. Las tradiciones, cultura, gastronomía, belleza arquitectónica y atractivos naturales del “Pueblo Señorial” de Elota conquistaron a estudiantes de la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
De la capital del estado, Culiacán, los jóvenes arribaron a la pintoresca comunidad sierreña, que fungió como cabecera municipal hasta la década de los años 1920, antes de cambiar sus poderes a La Cruz.
El olor a tierra mojada por la brisa de la madrugada, esa sensación de libertad y la sonrisa de sus habitantes, se conjugó para dar la bienvenida a las decenas de visitantes locales.
Rodeados de casonas con más de 100 años de antigüedad, llegaron a su primera parada: la plazuela General Rigoberto Aguilar Barraza, donde fueron recibidos por autoridades de Turismo del Ayuntamiento.
La Tumba Encadenada los esperaba en el panteón municipal, ubicado a las afueras del poblado. Y es que su historia se asemeja a una película de terror, que no se escapa de la realidad.
El recorrido continuó en el Chorrito Encantado, un manantial del que beben las personas mientras piden un deseo al voltear a ver el Árbol de los Enamorados. Cuenta la leyenda que por cada deseo cumplido, brotan raíces al frondoso árbol.
En el Museo Comunitario se “empaparon” de la historia y la cultura de Elota. Viajaron entre piezas antiguas, fotografías e imágenes de San Juan Bautista, patrono del lugar.
La última parada fue el Cerrito Verde, una zona que protege el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por el hallazgo de petroglifos o petrograbados, que son diseños simbólicos grabados en rocas.
Antes de caer el sol, el grupo de futuros historiadores partió rumbo a Cosalá, otra de las maravillas que tiene Sinaloa.
Elota Eres Tú, Somos Todos